vuelta al agua
Ayer supuso interrumpir un intervalo de inactividad acuática que se prolongaba ya desde septiembre del año pasado. Pocas veces dejé pasar tanto tiempo, pocas veces se han dado unas circunstancias como estas: tres meses en Inglaterra y un invierno particularmente crudo.
Ayer hizo un día espléndido, de esos que se adelantan al verano. Es un espectáculo ver cómo los árboles compiten en exhuberancia, los manzanos están en flor y los árboles de hoja caduca vuelven del letargo.
Tengo un mini-melocotonero, este año no creo que dé nada, al probe seguro que se le rompen las ramas si le sale alguno. Ayer ya tenía hojas, da gusto velu.
Rodiles siempre fue un sitio curioso, en el que para gente curiosa. El último fichaje es un inglés, del que se dice, que no puede volver a Inglaterra, así que vive en un autobús por Europa, un autobús con una chimenea, porque la calefacción es un fuego que hace dentro de él. De vez en cuando se trae a uno de sus retoños, ahora le toca al más pequeño. Es un chavalete de unos 6 años y juega con unos perros más vagabundos que su padre, la última vez que se lavaron fue el viernes pasado, el último día que llovió.
Este hombre es noticia porque se cortó el pelo, no lo hacía desde hace 20 años, tenía unos tucos más gordos que el tronco del drago de Icod de los Vinos: menudo elemento.
Todo esto me trae un aroma a arena, un aroma a verano, dentro de nada se sucederán los acontecimientos: subirán las temperaturas, me saldrán esos putos granos que me salen siempre y los días serán una mezcla de salitre y de noche que nunca llega y que nunca termina.
Marco volverá a Bélgica y vodafone sacará provecho; promete ser el verano más caluroso de la historia. Jean-François estará en el viaje de sus sueños y después se volverá a Canadá. Lek seguirá de maestra en Londres con dos años para que se le acabe la visa. Michael seguirá escribiendo poesía disimulando en sus versos su pasado de niño rico y su incipiente alcoholismo. El resto seguirá cerca, seguirá lejos.
Al agua patos.
Ayer hizo un día espléndido, de esos que se adelantan al verano. Es un espectáculo ver cómo los árboles compiten en exhuberancia, los manzanos están en flor y los árboles de hoja caduca vuelven del letargo.
Tengo un mini-melocotonero, este año no creo que dé nada, al probe seguro que se le rompen las ramas si le sale alguno. Ayer ya tenía hojas, da gusto velu.
Rodiles siempre fue un sitio curioso, en el que para gente curiosa. El último fichaje es un inglés, del que se dice, que no puede volver a Inglaterra, así que vive en un autobús por Europa, un autobús con una chimenea, porque la calefacción es un fuego que hace dentro de él. De vez en cuando se trae a uno de sus retoños, ahora le toca al más pequeño. Es un chavalete de unos 6 años y juega con unos perros más vagabundos que su padre, la última vez que se lavaron fue el viernes pasado, el último día que llovió.
Este hombre es noticia porque se cortó el pelo, no lo hacía desde hace 20 años, tenía unos tucos más gordos que el tronco del drago de Icod de los Vinos: menudo elemento.
Todo esto me trae un aroma a arena, un aroma a verano, dentro de nada se sucederán los acontecimientos: subirán las temperaturas, me saldrán esos putos granos que me salen siempre y los días serán una mezcla de salitre y de noche que nunca llega y que nunca termina.
Marco volverá a Bélgica y vodafone sacará provecho; promete ser el verano más caluroso de la historia. Jean-François estará en el viaje de sus sueños y después se volverá a Canadá. Lek seguirá de maestra en Londres con dos años para que se le acabe la visa. Michael seguirá escribiendo poesía disimulando en sus versos su pasado de niño rico y su incipiente alcoholismo. El resto seguirá cerca, seguirá lejos.
Al agua patos.
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