¡que viene el negro!
Menudo fin de semana deportivo, el Madrid en el último minuto de doble carambola mantuvo su condición de favorito para ganar la liga, Nadal pasó por encima de Federer y se hizo con su tercer Roland Garros consecutivo y Alonso mordió el polvo en una tarde aciaga para sus intereses.
Mi antipatía por el Real Madrid no me ciega lo suficiente como para no admitir que los árbitros españoles son malísimos, el gol de Messi con la mano es un escándalo, deberían estos señores del silbato coger las maletas e irse para su casa, con todo si alguien está para cerrar la bocona si de favores arbitrales se trata ése es el Real Madrid. Me queda el consuelo de haber visto al impresentable de Ramón Calderón dando la vuelta al ruedo como si hubieran ganado la liga, incluso los hubo que se fueron a la Cibeles ante la mirada atónita de los policías que preguntaban ¿ganó algo el madrid? Pues no, ni el partido. Seré justo y reconoceré que Laporta también se las trae.
Y ahora la carrera de ayer, menudo carrerón ¡quién le iba a decir a Alonso que Hamilton le iba aguar la fiesta!
La cara de Alonso tras la carrera era un poema, se ve que tiene una espina clavada y que no es capaz de quitársela. Primero fue la pole y después la carrera de ayer, nunca se había visto a Alonso perder el pulso con sus compañeros de equipo y nunca se le había visto tan nervioso y cometer tantos errores. Todas las cronos tiene que ir al límite porque el súbdito de su Graciosa Majestad no le deja alternativa y el de Uviéu empieza a desesperarse. Nunca vi a nadie alegrarse tan poco por la primera victoria del que creíamos su amigo y compañero de equipo. Alonso no está entrenado en el arte de saber perder.
En la salida ya estuvo a punto de llevarse por delante a Lewis y a alguno más. Tampoco es el más rápido saliendo. Le vimos equivocarse cuatro (!) veces en la misma curva. Magic Alonso tenía los poderes en cuarentena. Perdió una posición que le ganaron los mecánicos en boxes y otra en carrera cuando le adelanto Sato. Alonso sólo encontró culpables en la mala suerte y en el Safety Car.
Las retransmisiones de Telecinco rozan lo bochornoso, Lobato necesita descubrir la imparcialidad. Qué sentido tiene meterse con Lewis Hamilton, este chico es muy bueno y tiene hambre de campeón. Un poco de emoción a la fórmula 1 no le viene nada mal.
Yo creo que Alonso sigue siendo el mejor. Un campeón como él tiene ahora la oportunidad de hacerse grande encajando mejor las derrotas y disimulando la mala uva. En España somos tan pvtas que cualquier fallo servirá para que se le echen encima, pensar lo contrario sería pecar de excesiva ingenuidad. Pero dejen en paz a Hamilton, queremos verle crecer, queremos disfrutar de su pilotaje de raza, me quiero seguir riendo cuando los ferraristas griten en los bares ¡que viene el negro! como consuelo y ardid anti-Alonsista.
Un fin de semana espectacular que alivió mi obligado reposo. El accidente de Kubica fue la nota que pensé podía joder la fiesta.
Ni un hueso se rompió el tío. Entre tanto ¿qué hacemos el resto de mortales matándonos a 80 km/h? A ver si la D.G.T. coge el toro por los cuernos. No estaría nada mal.
Mi antipatía por el Real Madrid no me ciega lo suficiente como para no admitir que los árbitros españoles son malísimos, el gol de Messi con la mano es un escándalo, deberían estos señores del silbato coger las maletas e irse para su casa, con todo si alguien está para cerrar la bocona si de favores arbitrales se trata ése es el Real Madrid. Me queda el consuelo de haber visto al impresentable de Ramón Calderón dando la vuelta al ruedo como si hubieran ganado la liga, incluso los hubo que se fueron a la Cibeles ante la mirada atónita de los policías que preguntaban ¿ganó algo el madrid? Pues no, ni el partido. Seré justo y reconoceré que Laporta también se las trae.
Y ahora la carrera de ayer, menudo carrerón ¡quién le iba a decir a Alonso que Hamilton le iba aguar la fiesta!
La cara de Alonso tras la carrera era un poema, se ve que tiene una espina clavada y que no es capaz de quitársela. Primero fue la pole y después la carrera de ayer, nunca se había visto a Alonso perder el pulso con sus compañeros de equipo y nunca se le había visto tan nervioso y cometer tantos errores. Todas las cronos tiene que ir al límite porque el súbdito de su Graciosa Majestad no le deja alternativa y el de Uviéu empieza a desesperarse. Nunca vi a nadie alegrarse tan poco por la primera victoria del que creíamos su amigo y compañero de equipo. Alonso no está entrenado en el arte de saber perder.
En la salida ya estuvo a punto de llevarse por delante a Lewis y a alguno más. Tampoco es el más rápido saliendo. Le vimos equivocarse cuatro (!) veces en la misma curva. Magic Alonso tenía los poderes en cuarentena. Perdió una posición que le ganaron los mecánicos en boxes y otra en carrera cuando le adelanto Sato. Alonso sólo encontró culpables en la mala suerte y en el Safety Car.
Las retransmisiones de Telecinco rozan lo bochornoso, Lobato necesita descubrir la imparcialidad. Qué sentido tiene meterse con Lewis Hamilton, este chico es muy bueno y tiene hambre de campeón. Un poco de emoción a la fórmula 1 no le viene nada mal.
Yo creo que Alonso sigue siendo el mejor. Un campeón como él tiene ahora la oportunidad de hacerse grande encajando mejor las derrotas y disimulando la mala uva. En España somos tan pvtas que cualquier fallo servirá para que se le echen encima, pensar lo contrario sería pecar de excesiva ingenuidad. Pero dejen en paz a Hamilton, queremos verle crecer, queremos disfrutar de su pilotaje de raza, me quiero seguir riendo cuando los ferraristas griten en los bares ¡que viene el negro! como consuelo y ardid anti-Alonsista.
Un fin de semana espectacular que alivió mi obligado reposo. El accidente de Kubica fue la nota que pensé podía joder la fiesta.
Ni un hueso se rompió el tío. Entre tanto ¿qué hacemos el resto de mortales matándonos a 80 km/h? A ver si la D.G.T. coge el toro por los cuernos. No estaría nada mal.
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