ridículo
Érase una vez un príncipito alto y guapo de un reino verde y fértil donde cada mañana sus prósperos habitantes se levantan silvando una tonada y pronuncian un dulce la la la que surge de sus gargantas afinadas por el zumo de la manzanita. A esto un hombre rubio y con gafas ruín donde los haya, usura de las usuras, imitador de acoso y derribo, zancadilla a los avances, limosnero sólo si desgrava, susurra cánticos de empleo en el reinito de los astures.
Al frente de los astures el jefe de la tribu, un gordito bonachón arregla todo para premiar a nuestro benefactor y otorgarle la mayor distinción: ¡premio a la cooperación! merecido galardón.
¡Oh! gran revuelo, ¿qué dice la prensa?
Y como canta skama la rede qué vergüenza, menuda humillación, premios príncipe de Asturias: somos la risión.
Al frente de los astures el jefe de la tribu, un gordito bonachón arregla todo para premiar a nuestro benefactor y otorgarle la mayor distinción: ¡premio a la cooperación! merecido galardón.
¡Oh! gran revuelo, ¿qué dice la prensa?
Y como canta skama la rede qué vergüenza, menuda humillación, premios príncipe de Asturias: somos la risión.
<< Home