dolor de cabeza
Los pensamientos no fluyen, cualquier movimiento intelectual por baladí que sea se traduce en dolor. Luchas por evadirte pero estás anquilosado.
Hace calor, demasiado calor ¿o es frío lo que hace? no, frío no hace, eso seguro. Y ¡basta ya de pensar! que sólo lo empeoras.
Todavía quedan tres horas, mañana suena el despertador antes de marcar las 7:00 y a las 16:00 Oviedo y a las 19:00 si te da tiempo de vuelta otra vez. Vale más no pensar en ello ¿pensar? ¡qué dolor! y eso que estabas avisado.
Siempre tienes suerte, suerte de no tener peor suerte cuando la suerte se puede torcer hasta la agonía existencial. Así que tienes suerte ¡qué suerte! no lo pienses más: es suerte, suerte de veras, suerte total.
Según escribo esto veo una chica que avanza como un cohete con el AUTOCAD® —es muy brillante—; la historia del pdf y los apuntes se difumina en un sinfín de rectificaciones, cambios de calendario y exigencias ridículas: nada que ver con lo que se nos planteó en su momento; y detrás de mí un hombre entrajetado, con aspecto inteligente peleándose con las configuraciones del Windows™ XP®: seguro que las acabará dominando.
Miedo me da la chica del AUTOCAD® cuando pregunte algo —sería la primera vez que lo hace— ya tengo la respuesta que darle: ¡eso digo yo!
Lo dejo aquí; parece que se me pasa el dolor. Fútil como nuestra existencia.
Confirmado: abortada la misión documentación.
Hace calor, demasiado calor ¿o es frío lo que hace? no, frío no hace, eso seguro. Y ¡basta ya de pensar! que sólo lo empeoras.
Todavía quedan tres horas, mañana suena el despertador antes de marcar las 7:00 y a las 16:00 Oviedo y a las 19:00 si te da tiempo de vuelta otra vez. Vale más no pensar en ello ¿pensar? ¡qué dolor! y eso que estabas avisado.
Siempre tienes suerte, suerte de no tener peor suerte cuando la suerte se puede torcer hasta la agonía existencial. Así que tienes suerte ¡qué suerte! no lo pienses más: es suerte, suerte de veras, suerte total.
Según escribo esto veo una chica que avanza como un cohete con el AUTOCAD® —es muy brillante—; la historia del pdf y los apuntes se difumina en un sinfín de rectificaciones, cambios de calendario y exigencias ridículas: nada que ver con lo que se nos planteó en su momento; y detrás de mí un hombre entrajetado, con aspecto inteligente peleándose con las configuraciones del Windows™ XP®: seguro que las acabará dominando.
Miedo me da la chica del AUTOCAD® cuando pregunte algo —sería la primera vez que lo hace— ya tengo la respuesta que darle: ¡eso digo yo!
Lo dejo aquí; parece que se me pasa el dolor. Fútil como nuestra existencia.
Confirmado: abortada la misión documentación.