se acabó

Todavía suena en mi cabeza esa canción de Manu Chao que repetía se acabó. Lo repite mucho, tanto como tantas son las veces que intenta impedir que se acabe, pero se acabó y sólo resta el tiempo que puedas mantener el se acabó, se acabó en la boca.

Este año es el primero desde 1999 que definitivamente no voy a trabajar en Rodiles. Todo apunta a que salvo imprevisto no volveré a trabajar más allí. Se acabó. Se acabó Rodiles.


Evidentemente me da pena, Rodiles lleva siendo parte indivisible de mí desde los 6 años y el corazón —a diferencia del capital— no gusta deslocalizarse.

Deseo a los compañeros que tengan un buen año, a pesar de lo que hay allí distorsionador. Cada año va más gente y la miseria de los políticos sigue manteniendo un equipo en precario, al mismo nivel que cuando allí no iban ni la mitad de la mitad de los que hoy van.

Desde aquí rindo mi casi anónimo homenaje a todos de los que guardo buen recuerdo y que me ayudaron al principio: Folledo, Chema, Traban, Watsay, Miguel, Dani Miranda, Bonera, Javi Buta. Aquellos con los que después trabajé a gusto: Eva, Marcos, Luis, Marquinos, Huerta, Borja, Chino (¡que no soy chino!), Pedro, Javi Xixón, Villano, Gordo, Javi Nazi, Ramonín (no hagas en una hora lo que puedas hacer en tres), Kiko, Tuxa, Graciela y mi admirado Javi Uruguay.

Hoy me toca a mí desaparecer pero me quedará para siempre el runrún que hoy se repite: se acabó, se acabó.