No me gusta el día, lo reconozco, pero tampoco me disgusta. Me explico. La mayoría de las veces sólo aceptamos valores binarios —igualito que las máquinas— para posicionamientos ante inquisiciones. Si me preguntan ¿te gusta San Valentín? diré: No. Si me preguntan ¿te mola que El Corte Inglés, Carrefour y Marks & Spencer dicten cuando tienes que ser romántico o tener un detalle en dolare$? diré:
Non y renón. Si me preguntan ¿odias San Valentín? diré:
¡Nooon!Así que me he autoconsiderado un
repunante; el problema de raíz es que si aprecias a alguien y quieres demostrárselo con un regalo que cueste dólare$ pues genial, cualquier momento es bueno y según aciertes o no, el receptor agradecerá el detalle, por contra, el receptor, no dirá nada si no recibe regalo ya que es la situación ordinaria y normal; de este modo el regalo se convierte en algo extraordinario.
Al contrario ocurre con las fechas de los hipermecados. En San Valentín regala algo en dólare$ si no quieres quedar como la mierda, como consecuencia el regalo deja de ser extraordinario, regalar se convierte en lo ordinario, en lo normal; el margen de sorpresa es únicamente proporcional a la cantidad de pa$ta que gastes.
Con todo que cada uno haga lo que quiera, en serio, pero que no me jodan, que no dicten cuándo es el momento en el que más me apetece regalar y menos aún que el regalo tenga que ser algo que venga hecho en China, cueste dólare$ y comprado en un super.
Ah, hay gente peor que yo, los hay que
sí odian San Valentín, tienen su gracia.